¿Y LA FAMILIA QUÉ?

Esa es una de las preguntas más comunes que me han hecho, aquellas personas que saben de nuestra decisión de emigrar. Y reconozco que también ha sido una de las cosas que me han hecho pensar más. Para responderla he hecho todo tipo de ejercicios de razonamiento, apreciaciones, análisis y al final tengo que reconocer solo una verdad: en mi opinión es la decisión más difícil de tomar cuando se quiere ir a otro país. Se trata del arraigo por su gente, por la familia, por aquellas personas con las que uno creció, jugó, peleó, amó, estudió y en fín, todos aquellos que me influenciaron de cualquier manera para hoy ser quien soy. No hay una fórmula mágica (ojalá existiera) y en mi caso, lo que me queda es enfrentar con entereza todos esos sentimientos encontrados y asumirlos como el costo que he de pagar para buscar un futuro mejor para mi esposa y mi hija. Las preguntas que he visto en otros blogs, me dicen que también a ustedes, los que leen estas líneas, les han hecho o les van a hacer preguntas como estas: ¿Porqué se van? ¿Porqué tan lejos? ¿Porqué Australia? ¿Y la familia qué? ¿Cuando regresan? Todas estas son preguntas que podrán responder cada uno de ustedes en forma particular, porque una característica que he observado personalmente, es que los que tienen la mente abierta a una posible migración les entenderán sin mayores explicaciones, mientras que otros, ni aún con una extensa explicación y los mejores argumentos, podrán entender el motivo de su partida. A esas personas, en mi afán de no caer en diatribas con nadie, simplemente les comento que lo que diferencia a un grupo y al otro es el MIEDO. Y no el miedo en forma peyorativa, sino ese término que diferencia a aquellos que se lanzaron a la mar sin conocer adonde iban, de los que se quedaron en tierra; aquellos que se atrevieron a volar, mientras otros los observaron; y esos que se atrevieron a decir “si se puede” mientras otros simplemente se cruzaron de brazos. Lo cierto es que el hecho de que hayamos decidido emigrar, no significa que nos vamos a olvidar de todo y de todos, que le vamos a colocar un apagador a nuestros afectos y le vamos a dar la espalda a todo. Nada más alejado de la realidad. Seguirán en nuestros corazones y pensamientos y aunque es cierto que no nos veremos con la frecuencia que quisiéramos, también es cierto que ustedes forman una parte importante en nuestra vida, a la cual no vamos a renunciar. Los queremos, los vamos a extrañar y sepan que desprendernos de ustedes va a ser de lo más difícil del mundo.